Dani cuenta la segunda jornada

Toni me ha pedido que relate la segunda jornada del Extremúsika. No es que esté potando ni nada de eso, sólo que un intercambio de papeles a veces se hace necesario: uno escribe y el otro dormita o estira las piernas (necesario esto último para afrontar la tercera y última jornada).


Para este segundo día el parte metereológico no podía ser menos agradable, pero sorprendió que no cayeran muchas gotas.


Al llegar al recinto, tras pillar el autobús y rellenar nuestras mochilas ocultas bajo el ropaje prepluvial, uno de los señores que ponen en la puerta con el fin de que te dejes el sueldo en cerveza dentro (que no los ponen para otra cosa: porque navajas puedes pasar las que quieras, pero una lata de cerveza no, esto es una amenaza para el monedero de los que organizan esto) me interceptó una lata de estas que digo peligrosas y nos la tuvimos que beber allí delante de su careto. Eso sí, el resto de cosas pasaron intactas la criba de los cojones.


No estaría de más que de toda la pasta que sacan guardaran un poquito para echar arena y no pasar todo el festival en mitad de un barrizal, que echar echaron, pero que no daba ni para el acuario de mi cuñao. Allá ellos, que de todo se cansa uno y al final vamos a acabar acudiendo sólo a sitios cubiertos o a ver el Papitour...


En fin, tras escupir un poco, como Clint en el "Gran Torino", me voy a poner un poquito fan de la música.



Había ayer bastante expectación (Toni más que yo, pero bueno, también) por ver los grupos rescatados en eso que han llamado "Homenaje al rock andaluz"). Algunos como Triana (que realmente es un "cover") habían tocado demasiado pronto para nuestros corruptos cuerpos, que necesitan algo más que ocho horas de sueño para salir adelante.


Pero antes nos dio tiempo a escuchar un par de temas de Jorge Salán, nuestro Steve Vai particular. Derroche guitarrero y ochentero.


Al cantante de Avalanch no le acabamos de "querer", aunque el tío lo hace muy bien, pero claro, Víctor García es mucho Víctor. Así que, como el Sur nos tira más que a un segurata una pistola de balines, nos fuimos al escenario "Canal Extremadura tv" a ver a Lole Montoya (de Lole y Manuel).


La elegancia de esta mujer y la manera de afrontar los reiterados problemas de sonido hicieron que el público se entregara. Aquello estaba lleno de viejas glorias, mucha melena cana y mucho cardado de perrito de agua.

Entre actuación, cerveza de la barra rellenada con la mochilera, frutos secos y sandwiches, todo preparado para disfrutar con los tremendamente maduritos y puestos en forma Jethro Tull, que demostraron porqué los anglosajones nos dan cien mil vueltas en producción de shows.



Antes de empezar nos dio tiempo a echar un vistazo a los Skizoo, justo cuando tocaban "Skizoofrénico". No sé, no me van. Mucha estética pero mucho ruido también.

Y llegaba la gran encrucijada de la noche: Raimundo Amador vs Mägo de Oz.

Las ganas de ver a Raimundo eran tantas que optamos por perdernos uno de los grandes conciertos del festival.
Raimundo y sus músicos (nuevas generaciones de Amador entre ellos) nos deleitaron con sus temazos de siempre: "Ay qué gustito", "Candela" y "Bolleré" entre otras. Fue una jam-session en toda regla, nada de tocar los temas y cubrir el expediente, de allí emanó arte por todos los lados.

Así que dimos por muy buena la elección. Además, los Mägo aún no habían terminado (no sabemos si hubo retraso o que se alargaron más o qué) y pudimos disfrutar en un auditorio entregado y populoso de "Jesús de Chamberí" o "Molinos de Vientos". Sonaron más cañeros (quizá la ausencia de la flauta y los teclados que, salvo el aporreo y maltrato de los mismos por parte de Jose, no existieron, ayudó a esta sensación).

Aun quedaba noche aunque nuestras piernas pedían tregua y nuestras gargantas también. A pesar de ello, la cerveza seguía corriendo por las mismas.
Tras una parada técnica en un palé (sí, sitio para sentarse no hay mucho, bueno, el barro, que dicen que tiene propiedades terapeúticas) vimos un rato de Celtas Cortos, que creo que no tocaron "20 de abril". Allá ellos.

Luego nos fuimos a ver lo que al parecer era un mítico grupo del rock andaluz: "Smash". A mí me pareció cuanto menos desubicado. Un especie de rock progresivo que no me transmitía más que sueño. Quizá esta música siempre ha de ser consumida junto con otras sustancias porque mis piernas ahora estaban más cargadas que un carajillo una tarde de mus.

Allí apareció Manuel Molina (de Lole y Manuel y que también perteneció a la banda) que como su ex, se paseó por los terrenos emeritenses y le dio un poco de vidilla a la actuación final del grupo.

Exhaustos, vimos el final de la actuación del Evaristo (ya sabéis, el de La Polla), y su grupo Gatillazo, que tenía a mucho público entregado pero a mí personalmente me pareció un truño y me dio por seguir escupiendo a lo Eastwood.

Aguantamos por ver comenzar a Toy Dolls, pero mucho tenían que haber hecho estos punkeros gafapasta para que nos quedáramos. Así que nos fuimos a pillar el bus donde nos deleitaron por la emisora con un poco de "La oreja de Van Gogh", lo que me hizo resurgir de las cenizas en que me encontraba y ponerme el "Crazy Nights" de los Kiss, que tenía en el móvil.

Hoy se prevé menos lluvia (ayer no hubo casi nada) aunque ya ha llovido algo mientras escribo esta crónica. El plato fuerte será SKA-P ("tus riñones van a reventar...¡chop, chop, chop!...resistencia...") aunque Los Chunguitos intentarán cerrar el festival a ritmo de rumba con todo el personal llegando al culmen con su "Me sabe a humo, me sabe a humo..."

Veremos a ver cómo tenemos los gemelos para entonces...¡chop, chop, chop, chop!