domingo, 26 de julio de 2009

¿Tú también lo harías?

Estoy bastante harta de la gente que justifica sus tendencias delictivas, o las de otros con las que se identifiquen, porque "no es para tanto".

Estoy harta del cuñado que se lleva los halógenos de la obra, y encima luego pretende cobrártelos a dineral si te los pone en tu casa.

También de la maruja que se te cuela en la caja del supermercado, porque tú que eres joven seguro que no tienes nada que hacer, y ella tiene la comida puesta.

Estoy harta de los vecinos con plaza de minusválido que aparcan en las otras plazas cuando da el sol en la suya. Pero que de la misma manera son capaces de arrancarte el cuello de un bocado si alguno de los incautos de tus colegas ha dejado su coche en ella cuando ha venido a visitarte.

Estoy harta de los "compañeros" de curro que no dudan en atribuirse personalmente logros laborales tuyos y, para remate, tampoco lo hacen a la hora de echarte a tí todas las mierdas que en realidad son responsabilidad suya.

Pero lo que me exaspera realmente, lo que me cabrea de verdad de la buena, es cuando esta gente, ya sea con el fin de lavar y tranquilizar su conciencia, ya a modo de terapia personal, intentan mostrarte semejante a ellos. Buscan un camarada. Necesitan "meterte en su fregao". "Hacer piña". Y se atreven a formular la sencilla y jugosa frase de: "Tú también lo harías".

Y quizá esto pase con el pollo que se encontró mi mochila morada en el Anfiteatro Egaleo de Leganés, el viernes pasado, justo al acabar el concierto de Barricada. Me despisté y salí sin ella, y cuando volví, en lo que no serían ni 2 minutos, ya no estaba en el sitio. Llevaba unas Ray-Ban Aviator y una cartera con toda la documentación y bastante pasta, así que seguro que se pondría tan contento el muy hijo de puta. Y digo que es un hijo de puta, porque está visto que se lo quiere quedar, ya que dos días después no ha habido indicios de devolución.

No sé si se hará a la idea del daño que puede hacer, no ya por el valor económico de las cosas, y por el trastorno de renovar toda la puta documentación, sino sobre todo por el sentimental, al menos en mi caso. Tanto las gafas como la cartera eran dos regalos muy preciados para mí, de una persona muy importante en mi vida. Y la verdad es que me duele el corazón cada vez que pienso en que ya no volveré a tenerlas.

Y por si alguien se lo preguntaba: NO, YO NUNCA LO HARÍA. Y me repatea cada vez que alguien me suelta la frasecita de marras, en plan compadre. Y no me considero una santa, pero yo en un caso similar intenté localizar al dueño, que hasta resultó ser de otra ciudad, y quedé con él para devolvérselo.

Aunque, por supuesto, esto de ponerse en el lugar del afectado seguro que a muchos les parecerá una idiotez, claro. Pues para esta gente tengo yo otra frasecita famosa: "Piensa el ladrón que todos son de su condición". Las explicaciones sobran.


Por cierto, Barricada estuvieron magistrales, como sólo ellos saben. Temazo tras temazo, en lo que fueron dos horas de espectáculo. Pero hoy no tengo cuerpo para crónicas detalladas. Seguro que ellos me comprenderían.

4 comentarios:

Morgana dijo...

Yo ya he tenido que devolver un par de carteras y la gente lo agradece como si no pudiera creerlo. Es una pasada, no tenemos respeto ni moral alguna. Y así nos va...

Limerick dijo...

Ya sabes cuánto lo siento. No te lo mereces. Los que te conocen lo sabemos bien.

El post te ha quedado cojonudo. Sólo espero que su hora esté cerca.

Unknown dijo...

Esperamos tu crónica del Abejarock. Me dijeron que estuvistes de reportera en plan Pilar rubio, pero haciendolo bien

Un abrazo from de hell

ADI dijo...

¡Jajaja! Quizá era una que se parecía a mí, ;)...

Oye, que Pilar Rubio es "una" crack, ¿eh?

Puede que haga alguna crónica, sí...

Un besazo, y a ver qué hacéis vosotros...